Sabes que hay que ser fuerte, que es la hora de mirar hacia delante e ir, pasito a pasito, conquistando tu libertad. Pero ahí está el dolor, ese terribel y paralizante dolor que te recuerda que el camino no será para nada sencillo, que vas a tener que poner más de tu parte, que vas a tener que ser fuerte...
una luchadora.
¿Y cuál es su precio? ¿Cuántas lágrimas se va a cobrar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario